Salud mental en niños y adolescentes: señales de alerta y cómo actuar

¿Notas cambios en tu hijo o alumno? Aprende a detectar señales de malestar emocional en niños y adolescentes y cómo actuar sin generar rechazo.

Laura Giraldo

4/16/20254 min read

Descubre cómo identificar señales de alerta en la salud mental infantil y adolescente, y qué hacer para acompañar y apoyar su bienestar emocional.

El bienestar emocional durante la infancia y la adolescencia es clave para un desarrollo saludable. Sin embargo, a veces las señales de que algo no está bien pueden pasar desapercibidas o confundirse con los cambios normales de la edad. Como padres, cuidadores o educadores, es fundamental aprender a distinguir entre conductas esperables y aquellas que podrían indicar la necesidad de apoyo profesional.

¿Cuándo es solo una etapa y cuándo debemos prestar atención?

Todos los niños y adolescentes atraviesan cambios de humor o momentos de frustración, especialmente en etapas como la adolescencia. Además, no siempre saben cómo expresar lo que sienten, por lo que es común que los problemas emocionales se manifiesten a través de la conducta en lugar de con palabras.

Por ejemplo, en lugar de decir “tengo ansiedad”, pueden mostrarse más irritables, retraerse o quejarse de dolores físicos sin una causa médica clara, especialmente en el caso de los más pequeños. Cuando estos cambios son intensos, duraderos y afectan su bienestar diario, es momento de observar más de cerca.

Factores que pueden afectar la salud mental en la infancia y la adolescencia

Existen múltiples factores que pueden influir en el estado emocional de los jóvenes. Algunos de los más comunes incluyen:

  • Presión académica: Las exigencias escolares excesivas pueden generar ansiedad y estrés.

  • Problemas familiares: Conflictos entre los padres, separaciones o entornos inestables afectan su seguridad emocional.

  • Bullying o exclusión social: Tanto en la escuela como en redes sociales, pueden dañar la autoestima y causar malestar emocional.

  • Uso excesivo de redes sociales: La comparación constante con otros y la búsqueda de validación externa influyen negativamente en la percepción de sí mismos.

  • Eventos traumáticos: La pérdida de un ser querido, el abuso o la violencia pueden dejar huellas emocionales profundas.

Señales que pueden indicar dificultades emocionales

Algunas señales no siempre son evidentes, pero pueden reflejar un malestar emocional que necesita atención:

  • Cambios drásticos en el estado de ánimo o la conducta
    Si tu hijo/a se muestra constantemente irritable, ansioso/a o triste sin una razón aparente, conviene explorar qué está ocurriendo.

  • Aislamiento social
    Es normal que los adolescentes busquen más independencia, pero si evitan constantemente a sus amigos y familiares o pierden el interés en actividades que antes disfrutaban, puede ser un indicio de malestar.

  • Dificultades escolares
    Un descenso repentino en las calificaciones, falta de concentración o desinterés por la escuela pueden estar relacionados con dificultades emocionales.

  • Alteraciones en el sueño o el apetito
    Dormir demasiado o muy poco, así como cambios en el apetito sin motivo claro, pueden estar relacionados con ansiedad, depresión u otros trastornos.

  • Expresiones de desesperanza o ideas relacionadas con la muerte
    Frases como “Nada tiene sentido”, “Me siento vacío/a” o “Ojalá desapareciera” deben tomarse siempre en serio y requerir atención profesional inmediata.

  • Cambios en la forma de relacionarse
    Respuestas agresivas frecuentes, dificultad para manejar la frustración o conflictos constantes con amigos y familiares también pueden indicar un malestar emocional no resuelto.

"Detrás de una conducta que incomoda, muchas veces hay un corazón que no sabe cómo pedir ayuda"

María Rojas-Marcos

Pequeños cambios que también pueden ser señales de alerta

Además de los signos más evidentes, hay otras señales más sutiles que pueden reflejar malestar:

  • Cambios en la expresión creativa: Dibujos, textos o canciones con contenido triste o violento pueden ser una vía de expresión emocional.

  • Pérdida de interés en pasatiempos: Si dejan de disfrutar de actividades que antes les motivaban, como la música, el deporte o los videojuegos.

  • Quejas físicas frecuentes sin causa médica: Dolor de cabeza, de estómago o fatiga constante pueden estar vinculados al estrés emocional.

  • Dificultad para tomar decisiones: Evitar elegir o mostrar iniciativa puede estar relacionado con baja autoestima o inseguridad.

¿Cómo abordar el tema sin generar rechazo?

Uno de los mayores retos es acercarse sin que se sientan invadidos o reaccionen a la defensiva. Algunas estrategias útiles son:

Elegir el momento adecuado: Evita hablar en medio de una discusión. Busca momentos tranquilos donde se sientan seguros.
Hacer preguntas abiertas: En vez de “¿Por qué estás tan callado/a últimamente?”, intenta “He notado que estás más callado/a de lo habitual, ¿quieres contarme algo?”.
Mostrar disponibilidad sin presionar: Frases como “Si en algún momento quieres hablar, estoy aquí” pueden abrir la puerta a futuras conversaciones.
Validar sus emociones: Evita frases como “Eso no es nada” o “Ya se te pasará”. Para ellos, lo que sienten es real e importante.
Ser pacientes: Aunque no hablen de inmediato, una actitud abierta y sin juicios aumenta la probabilidad de que acudan a nosotros cuando lo necesiten.

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

No hace falta esperar a que la situación se agrave para consultar a un profesional. La terapia psicológica también puede ser una herramienta preventiva y de acompañamiento.

Es recomendable buscar ayuda cuando:

  • Los cambios emocionales o conductuales persisten durante varias semanas y afectan su día a día.

  • Se expresan ideas de desesperanza, autolesiones o pensamientos relacionados con la muerte.

  • No logran gestionar sus emociones y esto provoca conflictos en casa, en el colegio o con sus amigos.

  • Como familia no sabéis cómo abordar la situación y necesitáis orientación.

Cuidar su salud emocional también es prevenir

La salud mental en la infancia y adolescencia es tan importante como la salud física. Observar, escuchar y acompañar sin juzgar puede marcar una gran diferencia. No se trata de alarmarse ante cualquier cambio, sino de estar presentes, atentos y disponibles para ofrecer el apoyo que necesitan en cada etapa.

La prevención, el acompañamiento y la escucha activa son nuestras mejores herramientas.

¿Notas señales de alerta en tu hijo/a y no sabes cómo actuar? No estás solo/a. Si necesitas orientación, estamos aquí para ayudarte.