Cómo volver a la rutina y superar la nostalgia vacacional.
"Dejar atrás el verano no significa dejar atrás el bienestar. Aprende a suavizar la transición y a encontrar placer también en los días comunes."
María Rojas-Marcos
9/1/20255 min read


Cómo volver a la rutina y superar la nostalgia vacacional
Las vacaciones nos regalan un tiempo único: desconectar del reloj, relajarnos sin culpa, improvisar planes, compartir con quienes queremos o, simplemente, descansar de todo. Esos días se sienten como un oasis en medio del desierto de la rutina. Por eso, cuando llega el momento de volver al trabajo, a los horarios fijos y a las obligaciones, aparece una sensación inevitable: la nostalgia vacacional.
Esa mezcla de melancolía, cansancio y resistencia que sentimos no significa que estemos “mal” o que no soportemos nuestra vida. Todo lo contrario: es una señal de que supimos disfrutar, que dimos espacio al descanso y que nuestro cuerpo y mente no quieren soltarlo tan rápido.
La buena noticia es que existen formas de suavizar este regreso y evitar que la vuelta se convierta en una cuesta interminable. Con pequeños ajustes antes de reincorporarnos y con una actitud mental más consciente al regresar, podemos transformar la nostalgia en energía y reencontrar equilibrio en la rutina.
Antes de volver: prepara tu regreso
Una de las claves para que la vuelta sea menos dura está en lo que hacemos justo antes de incorporarnos al trabajo. No se trata de arruinar los últimos días de vacaciones pensando en lo que viene, sino de planificar con inteligencia para que el aterrizaje sea más suave.
1. Ajusta tus horarios poco a poco
Si durante las vacaciones te acostaste tarde o comiste sin mirar el reloj, tu cuerpo lo agradecerá si vuelves a los horarios habituales un par de días antes. Dormir y despertarse en los tiempos de tu rutina normal hará que el lunes no parezca un golpe de realidad, sino un tránsito más natural.
2. Organiza lo pendiente en casa
Nada genera más estrés que volver al trabajo y encontrarse con una nevera vacía, montones de ropa sin lavar o gestiones por resolver. Dedicar unas horas a organizar lo básico (compra, colada, facturas) te liberará mentalmente y te permitirá concentrarte en la vuelta sin sentir que todo se acumula.
3. Planifica un detalle agradable para los primeros días
Un café con un amigo, una cena que te apetezca, un paseo especial después del trabajo. Pequeños gestos que rompen con la idea de que lo bueno terminó con las vacaciones. Así, tu cerebro entiende que la rutina también puede contener momentos de disfrute.
4. Acepta que no recuperarás todo en un día
Una de las trampas de la vuelta es querer “ponerse al día” de golpe: responder todos los correos, atender todas las tareas pendientes, dar solución inmediata a todo. Pero eso solo genera frustración. Lo más sano es priorizar y darte margen. Igual que necesitas tiempo para descansar, también necesitas tiempo para reincorporarte
La nostalgia después de las vacaciones es normal, pero no tiene que quedarse contigo todo el día. Aquí tienes una mini-rutina de 5 minutos que puedes hacer cada mañana para empezar con otra energía:
1️⃣ Respira profundo (1 minuto)
Inhala por la nariz contando hasta 4, mantén 2 segundos y suelta el aire por la boca contando hasta 6. Hazlo 5 veces.
2️⃣ Visualiza algo agradable (2 minutos)
Cierra los ojos e imagina un momento de tus vacaciones que te hizo sentir en paz. Trae esa emoción al presente y piensa: “esa calma también puede estar aquí, hoy”.
3️⃣ Aterriza en lo positivo (2 minutos)
Anota mentalmente o en una libreta 3 cosas que agradeces de tu día: desde un café caliente hasta una conversación pendiente o tu propio descanso.
✨ Con solo 5 minutos entrenas a tu mente a encontrar calma y motivación en la rutina. María Rojas-Marcos
🌟 Ejercicio de 5 minutos para superar la NOSTALGIA VACACIONAL
Al volver: trabaja tu actitud mental
Una vez que estás de nuevo en la rutina, el reto ya no es la organización, sino tu actitud mental. La forma en que piensas y te hablas puede marcar la diferencia entre vivir la vuelta como un castigo o como una oportunidad de equilibrio.
1. Normaliza la nostalgia
Sentir bajón después de unas vacaciones no es debilidad: significa que lograste desconectar. No luches contra esa sensación, déjala estar, porque como toda emoción, terminará pasando. Si en vez de rechazarla la aceptas, pierde fuerza y se convierte en una señal natural de adaptación.
2. Pon expectativas realistas
El primer día no será perfecto, y está bien. Haz una lista corta con tres tareas prioritarias y concéntrate en ellas. El resto puede esperar. Esta estrategia evita el agobio y te devuelve la sensación de control.
3. Recuerda lo positivo de tu trabajo
En medio de la nostalgia, el trabajo parece un ladrón de bienestar. Pero recordar lo que te aporta cambia la perspectiva:
Estabilidad económica.
Aprendizaje y crecimiento.
Relaciones y vínculos sociales.
Una rutina que estructura tu día.
Cuando vuelves a ver lo que ganas, la carga se siente menos pesada.
4. Integra pequeños placeres en tu semana
Uno de los mayores errores es pensar que lo bueno solo sucede en vacaciones. Cambiar esta creencia es esencial: la rutina también puede contener momentos de felicidad. Reserva tiempo para actividades que disfrutes, aunque sean sencillas: leer un libro, practicar deporte, cocinar algo rico o caminar bajo el sol. Así, tu mente no sentirá que todo placer se quedó atrás.
5. Haz pausas conscientes
La concentración suele costar más los primeros días. Por eso, haz pequeñas pausas cada hora: respira profundo, estírate o sal a dar un breve paseo. Estos microdescansos reactivan tu energía y previenen el bloqueo mental.
6. Marca hitos cercanos, no grandes distancias
Si solo piensas que faltan once meses para volver a tener vacaciones largas, la nostalgia se intensificará. En cambio, pon el foco en objetivos más cercanos: el próximo puente, un fin de semana especial, un proyecto que te motive. Las metas cortas mantienen viva la motivación y dan la sensación de avance.
7. Cultiva la gratitud
Puede sonar simple, pero dedicar unos minutos al día a pensar en tres cosas que agradeces cambia tu enfoque mental. Incluso en medio de la rutina, siempre hay algo valioso: una conversación agradable, un momento de calma, una buena comida. La gratitud entrena al cerebro para reconocer lo positivo en lo cotidiano.
En resumen
La vuelta a la rutina después de las vacaciones no tiene por qué ser un choque traumático. La nostalgia es normal, pero no debe convertirse en un muro. Con preparación previa —ajustar horarios, organizar lo básico, planear algo agradable— y con una actitud consciente al volver —aceptar lo que sientes, poner expectativas realistas, redescubrir lo positivo, cuidar tus pausas y buscar pequeñas metas—, puedes transformar esa sensación de pérdida en una oportunidad para reconectar con tu vida diaria desde otro lugar.
Porque, al final, no se trata de vivir esperando las próximas vacaciones, sino de aprender a encontrar placer, calma y motivación también en los días comunes. Y cuando eso ocurre, la nostalgia deja paso a algo más poderoso: la sensación de que tu bienestar no depende solo de un descanso, sino de ti mismo.